Llegada a Casa Luna
Aquí huele a árbol, a tierra y a cal. El hedor a viejo y a ruina ha desaparecido. El ebanista me ha traído la nueva puerta del patio.
Enciendo una vela.
Aquí se puede vivir.
Saco mi edredón y hago la cama.
La despensa me ofrece agua limpia y comida. No hay ni rastro de ratones.
He llegado al hogar tras el viaje.
Me tumbo en la cama y escucho el silencio, que chilla en mis oídos.
Ceno donde Ludi y Fernando. Me vengo a casa con queso y uvas. Me dicen que mañana vendrá Fernando con patatas, cebollas y ajos de su despensa. Me recuerdan que tengo llave y que puedo ir a por más cuando se acaben.
En las viñas a la vera del río cuelgan racimos de uvas que no estaban maduras cuando cosecharon. Podemos coger hasta hartarnos.
Aquí hay magia.
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