Pertenencia
Porqué estoy casi ahogada en sentimientos?
De dónde vienen?
Porqué viven dentro de mí y quieren salir?
El más abrumador de todos los que pueden golpear y casi noquearme es la falta de pertenencia. La conoces, tal vez? Podría convertirme en un globo de helio, transparente y sin amarres que deriva por el universo y busca una pertenencia...un ancla, una ciudad de origen, una tribu - un "hogar- una pequeña casa en la oscuridad con luces en las ventanas donde siempre soy bienvenida y se me invita a arrimarme a la lumbre. Un círculo alrededor del fuego donde mi sitio está vacío y esperándome. Sólo para mí y para nadie más.
Otros quizás me miran y piensan: "qué mujer tan afortunada con sus 5 maravillosos hijos ya adultos y 8 nietos igual de maravillosos. Hasta tiene su propia guarida: una casita azul entre el fiordo y el bosque. La casa y el pueblo en España, una familia extra y más cosas.
Y sí, lo tengo y es realmente maravilloso. Sin embargo a veces me asalta un sentimiento de falta de pertenencia que lo abarca todo...
Puedo elegir sentirme como una víctima de todo aquello que en mi vida afectó a mi capacidad de pertenecer... De todo aquello que me hizo tomar un camino solitario.
Pero no, no soy una víctima de mi vida. Soy el regalo de la vida en mi propia vida. Todo lo que ocurrió, ocurrió por algún motivo. Soy quien quiero ser y no quiero ser nadie más que yo.
Tener que lidiar con cantidades tan masivas de "falta de pertenencia" desencadena un proceso que me lleva a buscar mi propia pertenencia dentro de mí. Qué regalo!
Tal vez de eso se trata para todos nosotros: de detectar la mano estirada de nuestra alma que constantemente nos ofrece la oportunidad de atrevernos a elegirnos a nosotris mismos y estar atentos a todo lo que somos.
Si encontramos pertenencias fuera de nosotros y la perdemos en nuestro interior u olvidamos dónde encontrarla... corremos el peligro de perder aquello más íntimo, más profundo.
Pudiera parecer tan seguro cuando en el mundo de la pareja el uno pertenece al otro y el otro al uno. Pero si el propósito es la búsqueda de la seguridad, obtener aquello de lo que carecemos, entonces el amor es estrecho de miras y con toda probabilidad será ensordecido por el miedo que subyace bajo todo lo que uno hace y dice y escucha sl otro decir. El amor se nutre de amor.
Tal vez nuestra propia alma sea la pequeña y cálida casa hospitalaria, la que espera nuestra llegada con luces en las ventanas, calor en la lumbre y café recién hecho.
Podemos prestarnos los unos a los otros la luz de camino a casa, pero quizás en el fondo somos nuestro propio faro en la tormenta y en la oscuridad que siempre arroja su luz en el camino como invitación, recordándonos que siempre podemos regresar a casa a nosotros mismos si todo el resto falla.